lunes, 16 de julio de 2012

Confesiones de un hombre aburrido

Detesto que los recuerdos de los 'buenos tiempos' irrumpan en tus noches de libertad. Amigos, familiares y todas aquella personas a las que algunas vez quisiste de verdad, comienzan a reclamarte el abandono y la indiferencia a sus esas reuniones que, cordialmente, te invitan a mandar al carajo las charlas en redes sociales y reactivar tu vida en el mundo real.

Las lamentaciones no son la peor parte de esta autoflagelación. De manera inesperada, regresan las palabras, los besos y las miradas de aquellos amores que marcaron tu existencia como un tatuaje imborrable en el corazón. 

Garabatos maltrechos, pero perpetuados con tinta china, que pareciera que vuelven a ser remarcados con cada recuerdo, en cada melancólica sonrisa que logran dibujar en tu rostro sin que nadie logre percibirlo. 

Detesto que los recuerdos de los 'buenos tiempos' irrumpan en tus noches de libertad. Porque a pesar de todas las mentiras con las que trates de engañarte, descubres que una parte de ti se ha tan quedado vacía como un desierto lleno de tumbas apócrifas donde permanecen los restos del pasado.