La musa de la malicia pura...Aquella que encuentra en todo el dolor de la gente que le rodea el malévolo placer de la culpabilidad y el rencor rezagado en su ser, el mismo que poco a poco se ha encargado de ir borrando la sonrisa de su rostro de porcelana malbaratada con el paso del tiempo y de las lágrimas.
La misma que busca desesperadamente un poco de amor en las personas que están cerca de ella. Desea sentirse amada, querida...deseada; sin embargo, su propio corazón desconoce lo que significa ese sentimiento, pues ha lastimado a tantas personas con su patética búsqueda que ella misma se ha condenado al infierno de la soledad.
Quien poco a poco, ha demostrado que su cariño puede ser adquirido por el mejor postor, ofreciéndole noches enteras de locura y desenfreno, las cuales, son tan ficticias como su entrega al hacer el amor. Y pese a lo patético que puede resultar su estilo de vida, ella sigue su camino, indiferente a todo lo que puedan pensar de su forma de ser.
Ya que la luna y los excesos se han convertido en sus inseparables compañeros de dolor, los cuales, le ayudan a desahogarse en las noches en las que la soledad es su compañera de alcoba, recordando todas las veces en las que quiso sentir lo que es ser amada como mujer y no como un objeto más en el cuarto de algún hotel.
En algún momento, hubiera matado a cualquiera que se acercara a tí, más el tiempo y los golpes de la vida me han hecho darme cuenta de la falsedad de tu sonrisa y el cinismo de tu mirada; mas tus embustes no harán que vuelva a morir por tus besos, los cuales, han perdido esa intensidad que tanto presumes a otros.
Ya que ahora, sólo eres una musa como las demás, pues al perder tu esencia, tu misterio se terminó.
Hora de decir: Hasta nunca, mujer marchita.