Me encanta contemplar tus sinuosas curvas, las cuales han sido las
culpables de enloquecer a más de una persona que miente en definirse
como alguien libre de pecado. Son tan firmes, tan marcadas, que resulta imposible
apartar la mirada de tu cuerpo.
¡Daría cualquier cosa si tan sólo pudiera tan solo rozar esa obra de arte!
Eres perfecta. ¿Lo sabías? Probablemente has sido pretendida por más
de un galán, más tu altivez y tu narcisismo, impostado a la
perfección con tus encantos, han sido los factores idóneos para
mantenerte a la espera del complemento perfecto que tanto has aguardado.
Eres
tan simple y tan compleja que fascinas al instante. Te has convertido
en esa mujer capaz de cautivar todos mis sentidos en un instante. Basta con mirarte fijamente para conectarme con tu
esencia, y así, despertar todos nuestros deseos y conducirlos a la
búsqueda de los placeres prohibidos.
Te
conviertes en mi cómplice y en mi amante al mismo tiempo, y cada
contacto con tu cuerpo me recuerda que aún hay vida en mi ser, sangre
corriendo por mis venas y miles de sentimientos que quedaron anidados en
mi corazón. Tenerte a mi lado ha sido la bendición más letal que he
tenido en toda mi vida.
Indudablemente,
puedo confesarte que eres lo que he estado esperando. Y no me
avergüenza demostrarte que estas palabras sean sólo el principio de lo
que la noche nos depara. Ahora ven, y dejemos que el
resplandor de las estrellas se apodere de nosotros.
¡Es hora de que nuestros cuerpos comiencen a general la magia que hemos guardado por tanto tiempo!
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