Hay momentos en la vida en las que el destino nos depara agradables sorpresas, aún en situaciones en las que pareciera que todo lo que nos rodea nuestro se derrumba en mil pedazos.
Uno de ellos es justo ahora. Uno de esos días que bien podrían catalogarse como 'malos', en los que te encuentras inmerso en divagaciones que te hacen pensar demasiadas cosas que comúnmente nunca tienen solución, cuando quedé hipnotizado con la mirada de una mujer que en mi vida había visto, y probablemente, volveré a ver.
Al instante, una sonrisa se dibujó en mis labios y trate de vislumbrar el milagro de descubrir una respuesta similar en su rostro. Poco a poco, su mirada se fue atravesando con la mía y por un momento me pareció que el tiempo se hizo eterno, convirtiéndose en el cómplice perfecto de una inocente travesura romántica.
Sabía entonces que esos segundos me permitirían capturar en mi memoria la belleza de una perfecta desconocida, y así, descubrir el encanto de una mujer que me convirtió en un tripulante del tren de la felicidad.
No obstante, el tiempo también se convierte en un cruel verdugo y la magia de lo desconocido se difumina muy rápido de nuestras vidas. Ahora, sólo me queda el recuerdo de una efímera sonrisa.
El día de hoy, una desconocida me hizo feliz; y aunque nunca sabré como se llama, cuántos años tendrá, si tiene novio o en donde vive, valió la pena descubrir que aún puedo enamorarme de alguien por no más de 5 minutos.
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